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Ya no sé por qué te quiero, olvidé por qué te busco. Yaces deslavado en mi cabeza así, como la ropa dejá' al sol, como la hierba lavá' muchas veces. Por eso siempre me detengo en mitad del rito nostálgico sin saber muy bien qué estoy haciendo -como cuando me paro en mitad de la vida, de la palabra, de la muerte. Y en medio de ese vacío, de esa desarticulación del motivo, cojo un poco nublada tus rasgos mutilados, tus sentidos carcomidos como si fuese necesario llevar tu marca, presagio borroso, eco que me habla por los siglos de los siglos sobre algo que yo no entiendo, que mato, que pierdo, que se me cae como el agua del cielo.

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(y yo miro la tierra hu u u u úmeda...

y me imagino tus ojos

y yo miro la tierra agujereada por gusanos

y camino por tu iris.