Inútil

Sé que estoy a tu altura o incluso un poco más arriba. No tendrías que cuidarme, sólo me acompañarías. No puedo hacer ningún movimiento, no puedo decirte nada. Estoy distrayendo la lágrima porque no quiero que caiga. Me encantaría volverte a ver. Y sentir asco. O juventud. Me gustaría que me volvieras a ver. Y quedarnos el rato necesario para permitir que algo nos cambie en los ojos. Nada que ver tú y yo, obvio. El hilito se rompió en cuanto salí del edificio y mi papá arrancó la camioneta. Ya estaba roto todo desde ese tiempo. Imagínate. Cuánto nos hubiésemos ahorrado. Pero por qué ahora no me regalaste un segundo de silencio y de mirarnos. Por qué no te quedaste un ratito conmigo riéndote de mí. Que se te escapara un poco el amor en una sonrisa subrepticia hubiera bastado para no tenerte pendiente. Hay una forma en la que continúo en ti, pero no sé cuál es, ni sé qué momento del día me regalas para que me inmiscuya. Hay una parte tuya que insiste en mí, pero no sé cuándo se atreve y puede. Insolente es que hubiese aceptado y, todavía aceptaría, cualquier forma de darnos cariño; pero ninguna te es suficiente. ¿En qué estabas pensando cuando me dijiste todas esas cosas? Sé que hace tiempo ya te las repetías a ti mismo. Pues no hables tan alto que pueda oírte si no quieres conversar.

No hay comentarios.: