Hoy mi cuerpo y yo hemos dictado duelo nacional por un cariño que prefiero dar por muerto. Lo decido el mismo día en el que te empiezo a juntar las palabras que he venido recogiendo de hace semanas, para por fin empezar el juego que nos propusimos en verano. Ese juego ya lo había jugado, ¿sabes? Lo jugué con el cariño que se está muriendo. Quizás lo estoy amontonando todo, juego y duelo, para que al menos esa pequeñita parte no muera. 

Pienso en ti, en lo que te quiero contar y apareces siempre cuando entro en mi soledad. Pensé en que quería decirte dos cosas: una, que me he dado cuenta de que tener que componer una canción para poder escuchar por primera vez lo que necesitabas oír de hace tiempo, es otro tipo de soledad. Otra, que mi corazón está tan, pero tan agobiado, que fantaseo con dejar que se vayan de mí todas las personas que quiero, alejarlas completamente y echarlas incluso con mis cosas, que se lleven todo lo mío que tienen, para en el despojo por fin entender qué soy y quién soy.

Hoy en la mañana quise hacer eso, lo añoraba mientras caminaba de regreso de un ensayo. Luego caí en cuenta de que ya lo he hecho un poco, pero que siempre vuelvo al contacto con alguien más porque siento que olvidé algo de mí que ese vértigo de acercarme a un otrx me empieza a susurrar para que recuerde. No estoy segura de alguna vez haber podido estar cerca el tiempo suficiente para entender el susurro. No estoy segura de haber estado lo suficientemente cerca de alguien para entenderme.

Te quise hablar hoy porque empecé en punto cruz un parche de Palestina, espero que quede lindo para atreverme a hacer otro y regalártelo. Ojalá llegue el parche primero que esto, para que el gesto que te bordo sea sorpresa.

Te quiero mucho y soy una tonta: te escribo cuando fantaseaba con desalojar a todxs de mí, supongo que no puedo.

26 junio 25, 18:07

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