Por ti no siento ningún rencor. Quiero que estés bien, me gusta que quieras que esté bien, me abrigan tus abrazos. Estaba cerca tuyo y hurgaba en mi estómago alguna incomodidad, en mi pecho algún dolor, en la garganta algún peso, en la espalda alguna carga, pero no había nada. Solo un cariño muy suave y natural. 

Desconfío de esto, dudo de mí. ¿Por qué la vara de la intransigencia será diferente cuando se trata de mí y no de mis amigas? De todos modos, esa cara no es así de generosa con otros. No sé por qué precisamente tú, si será un dolor demasiado grande que prefiero no llevar o si 

No hay comentarios.: