[…] Ayer vi a Noelia Recalde en un concierto íntimo y después, de improviso, me pasé a ver a Flor Bobadilla con su banda Flamamé. Las dos propuestas eran hermosas y con un sentido de lo escénico muy preciso y consciente, cada una en sus estilos. Pero no podía dejar de pensar en eso. Que porqué seguía siendo música. O porqué no. O cómo hacerlo diferente. Cómo desterritorializarlo. Volverlo no binario, un género fluido. Y pensaba que me va a tomar la vida entera responderlo y que acepto gustosa el viaje. Pero luego me decía si no sería mejor decidir ocupar mis precarias herramientas y mis porfiadas inquietudes en algo más importante.
(Cuestionable)
19 de septiembre, 2025
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