Coquimbo coquimbo coquimbo. Ah, vértigo de caer, por la distancia que heló todas las cosas que seguían sangrando pulsando latiendo. En un ratito más. Ojalá fuera sólo en un ratito más, pero yo prefiero sentirlo así, un bostezo gigante que cuando se acabe y se vuelva a cerrar mi boca, morderá con la mandíbula cerrada la tierra, yo lo siento así, un pestañeo muy largo y denso pero un simple pestañeo. Y, en fin. cuando llegue a coquimbo, ¡ay! cómo sonará la delgada capita de hielo que dejó en mi espacio el tiempo. ¡Ay, ay! ya quiero poner mis pies sobre el hielo y bailar y pisar y patalear y caminar para que se trise y se quiebre como caramelo. ¡Ay! ya me abrigo de cosquillas porque mi demonio travieso le susurra a la boca de mi estómago que me tiene guardados muchos secretos, muchas trampas, muchos monstruillos nuevos, que muchas criaturillas abisales andan rondando bajo ese hielo, en el inmenso mar.
ay ay ¡ay!

No hay comentarios.: