Como hormigas, a picaduras nos abriremos camino entre la tierra, construyendo un sendero subterráneo, una ruta que nos lleve a algún lugar, nuestra frente. Nos detendremos, caeremos. Y en el suelo pintaremos un cielo sarpullido donde no haya ninguna luz que pueda deslavar nuestras estrellas. Y los pasos sobre y el derrumbe, lluvia de astros siempre. Nuestro corazón un volcán.

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