Podríamos recostarnos y estar en silencio. Y respirar. Me encanta el silencio. Me encanta respirar. Una vez cerré los ojos y
respiré tan lento y suave que el aire parecía un hilito que no terminaba
nunca de tocar fondo en mí y seguía y seguía bajando y no se me acababa
el aire y no se me acababa el cuerpo, y seguía y seguía bajando, fui infinita. se sintió lindo, porque sabía que era temporal [o que no tenía que ver con eso. Podríamos respirar. Y mirarnos. Me encantan todos los dos rostros frente a frente con los ojos
inyectados en la pupila de la otro, puentes de luz en esa mancha de
noche. Me encanta mirar; es la manera agradable que encontré para no entender ni mierda y estar tan lejos. Cosa rara: cuando cierro los ojos y escucho música [desde adentro], siento como si mi piel fuera la tuya, o siento otra piel no la mía muy cerca respirando. Tu piel tiene que dar calor, tu piel tiene que crepitar como el fuego. No sé, pienso. Sí, sí, podríamos recostarnos y estar en silencio. Te podría mirar. Te quiero poner mis ojos muy suavecito en los tuyos porque te tengo que decir que me cuesta tanto, que toda la vida lo he intentado. Ni siquiera quiero hablar, decir cualquier cosa, porque pienso mucho en tus palabras y me da pena ser tan pobre. Qué te podría decir, no puedo hablar como tú, y tú hablas tan bonito, no sé, como si cristales de lluvia cayeran de tu boca, tus palabras brillan, punzan, duelen. No, no te voy a hablar. Yo quiero tener tu piel cerquita, yo quiero mirarte. Te voy a dejar mis ojos encimita de los tuyos, te los quiero regalar; y enseguida rodarán por tus mejillas y parecerá que estás llorando, y al caer de tu piel a la cama mis ojos se romperán en mil gotitas. Y entonces tú me enseñarías a mirar distinto, por favor. Pero sin decirme Mira, el ojo es uno de los órganos más[...], siquiera mirando y mirándome. ¿Enséñame? No, mejor te regalaré mis ojos y sin ojos voy a caminar buscándote, como cuando caminé con él hasta su casa empadada de mar para no sentir al alma no más destilando después de haberle dicho tanto. Estrategias de supervivencia emocional que se adquieren con el tiempo, sabes, no sé, todo lo físico desespera un poco menos, se tienen más respuestas: aquí me duele porque aquí me pegué, fue esa esquina de la mesa y me tiene moreteado el muslo, aquí está el moretón, este es el rasguño y bla bla, maneras de entretener un poquito esa otra cosa invisible que no sabe dónde y abarca todo. Me he contradicho más de quince veces en sólo este pedacito de estupidez que digo ahora. Es que en realidad no sé qué quiero. Cambia todo el tiempo. Discúlpame, ahora también sólo me estoy entreteniendo. Es que qué se le puede hacer, si decir es siempre eso, si cuando hablamos de la dicha, del dolor, de nosotres, de lo que sea, es porque necesitamos inventar una dicha un dolor un nosotres, una cosa -la que sea, pero que no sea esta, sino esa, esa, esaesasa que está un poquito más allá, esa que te estoy diciendo ahora.
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