Lloré por ti en la tarde. Me quedé dormida lagrimeando porque el sol me tiene amodorrada. No me has hecho nada pero me haces llorar. Detesto este sentimiento. ¿Cómo te digo que algo me está alejando? Si no sé qué es y lo que alcanzo a reconocer no quiero que nos aleje. No sé cómo hablarte de las dos si cuando te miro me reclamas mimos y cuando te hablo me agradeces por todo. ¿Sabes? Ser tierna contigo se ha vuelto un acto extraño. Es sacarme espinas del cuerpo para dártelas después de taparles la punta con flores de algodón que recojo de las casas mientras camino hacia ti. A veces lo siento así. Entonces cada gesto cariñoso me duele y me deja un puntito de sangre. ¿Me entiendes? No sé cómo cambiar esto. ¿Lo entiendes?

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