Mis presagios fueron ciertos, y a quien quiera que ame, en él te estoy estoy amando. Y ahora que mi alma anda loca, ella quisiera tener un ratito cerca tu corazón. Para no sé, para disculparse y reírse quizá, y entre sonrisas nostálgicas concluir que era tan simple. A mi alma, con el corazón en la mano, le gustaría decirle a tu corazón que todos los días anda trayendo un pedacito suyo, y que en algunas horas, algunos colores, algunos sonidos o momentos, ese breve pedacito tan adherido a mi propia musculatura late tremendo y fuerte. A mi alma le gustaría decirle a tu corazón que lo siente, que por favor le perdone tan poca experticia en la ternura y el amor, a mi alma le encantaría contarle a tu corazón que ahora sabe sonreír sin doble filo, y contar al segundo lo que le sucede. Mi alma loca y traviesa me habla y me tienta, me dice que sabe que yo quisiera mirarte a los ojos un rato más y descubrir por fin quién eres, quedarnos un rato respirando cerca. Mi alma me hace cosquillas para que confiese que la locura de les dos fue la más exquisita, que esos meses tú me diste toda la única alegría y desesperación de toda mi adolescencia. Mi alma me dice cómo me encantaría ver lo, de ver dad, para sentir que su corazón me cuenta que todo eso ya lo sabe y que ya no le importa, que cada quien hizo lo que pudo y eso es lo que sobra.
Me encantaría ponerme feliz por eso y, finalmente, muy sinceramente, concluir que da lo mismo a quién estemos amando, que yo le hablo a nuestro amor como quien le habla a un hijo mortinato, pero me gustaría, al mirarnos, creer que aquello es insensato e innecesario, pues lo importante es que el amor crezca y viva, ¡y cómo descansaría mi nostalgia, si mi alma pudiese de nuestros corazones oír: nuestro sentimiento no murió, ese amor que no supe sembrarlo para ti, voló y en otro corazón tan bonito como el tuyo ha germinando!

No hay comentarios.: