Lo digo con pena, sin orgullo, con vergüenza:
Todavía quiero amarte.
Eres mentiroso, cobarde, estrecho, y
Todavía quiero amarte.

¿Qué fue lo que me entró por la boca hasta más hondo que mis propia venas, cuando me diste el primer beso? Y que no se fue más. Y que me pellizca por dentro para que me dé. A ti. Irremediablemente.

Y es en que en realidad, qué mierda:
¿es acaso el amor un premio a la moral o qué?
No. Mentiroso, cobarde, estrecho, yo
Todavía podría amarte.

[Si me miraras a los ojos y en la puerta de mi corazón me abrieras tus manos.

No hay comentarios.: