A veces me imagino las quemaduras que significarían para mi cuerpo, tenerte cerca. A veces intento cavar, desde el recuerdo, un túnel hacia tu mirada. Refugiarme por un rato ahí, el momento en que tus ojos abrigaban. Ya no insisto, ya no pido, ya no me resisto. Ya estoy entera. Pero hay una duda que aun así persiste suave, ilumina leve la última nostalgia, la última esperanza. ¿Nunca vuelves a mí? ¿Nunca huyes hasta mi recuerdo? ¿Has buscado dentro tuyo mis ojos alguna vez? Quisiera saber qué de mí dejaste contigo. ¿Algo te sirvió, algo se quedó? Quisiera saber qué de mí dejaste contigo bien cuidado y guardadito. Y si acaso alguna vez, cuando tu corazón te pilla volando bajo, no será que, lo que sea que te hayas quedado, lo saques del cajón un rato, dejándote envolver por el olor de ese recuerdo mío. ¿No vuelves nunca? ¿No te causa curiosidad el momento travieso, tétrico de silencio y de soledad, que nos pudiera volver a conceder la vida alguna vez a les dos?

No hay comentarios.: